lunes, 11 de mayo de 2015

En cualquier momento llegará tu fin

     La soledad más amarga es la de dos esposos en techos distintos.  La soledad más persistente, la del vacío de uno y la ternura de otro, que no saben encontrarse.  La soledad más desesperante, la de las manos que se atraen por su tibieza y se separan por su orgullo.  Eso de faltar a las manos el apretón, la calidez además de soledad es aridez y sequía.
Cuando te sumes en la soledad, todo es inútil.  Como un pincel estático, sin inspiración, sin deseos, sin ganas, sin nada.
Como un paisaje desolador, desnudo, sin flores, sin hojas, sin nudos, sin pájaros, sin nido.  ¡Un pincel que torna oscuros todos los colores del universo!

La soledad no deprime. Lo que deprime es amurallarse en ella. Los achaques y las penas no aplastan.  Lo que aplasta es nuestra mente, que los agranda hasta que nos caen encima como un manto tupido e impenetrable de soledad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario